Era nos primeiros anos do reinado do Sr. D. Pedro II. No fértil e opulento município de Campos de Goitacases, à margem do Paraíba, a pouca distância da vila de Campos, havia uma linda e magnífica fazenda.
Fue en los primeros años del reinado de D. Pedro II. En el fértil y opulento municipio de Campos de Goitacases, a orillas del río Paraíba, a poca distancia de la ciudad de Campos, existía una hermosa y magnífica hacienda.
Era um edifício de harmoniosas proporções, vasto e luxuoso, situado em aprazível vargedo ao sopé de elevadas colinas cobertas de mata em parte devastada pelo machado do lavrador. Longe em derredor a natureza ostentava-se ainda em toda a sua primitiva e selvática rudeza; mas por perto, em torno da deliciosa vivenda, a mão do homem tinha convertido a bronca selva, que cobria o solo, em jardins e pomares deleitosos, em gramais e pingues pastagens, sombreadas aqui e acolá por gameleiras gigantescas, perobas, cedros e copaíbas, que atestavam o vigor da antiga floresta.
Era un edificio de proporciones armoniosas, vasto y lujoso, situado en un agradable arcén al pie de altas colinas cubiertas de bosque en parte devastado por el hacha del agricultor. A lo lejos, la naturaleza se mostraba aún en toda su primitiva y salvaje rudeza; pero cerca, alrededor de la deliciosa villa, la mano del hombre había convertido la áspera selva que cubría el suelo en jardines y deliciosos huertos, en prados y pastos chorreantes, sombreados aquí y allá por gigantescos gameles, perobas, cedros y copaibas, que atestiguaban el vigor del antiguo bosque.
Quase não se via aí muro, cerca, nem valado; jardim, horta, pomar, pastagens, e plantios circunvizinhos eram divididos por viçosas e verdejantes sebes de bambus, piteiras, espinheiros e gravatás, que davam ao todo o aspecto do mais aprazível e delicioso vergel.
Casi no se veía allí muro, valla o zanja; jardín, pomar, huerta, pastizal y plantaciones circundantes estaban divididos por frondosos y verdes setos de bambúes, amentos, espinos y gravatás, que daban al conjunto el aspecto del más agradable y delicioso vergel.
A casa apresentava a frente às colinas. Entrava-se nela por um lindo alpendre todo enredado de flores trepadeiras, ao qual subia-se por uma escada de cantaria de seis a sete degraus. Os fundos eram ocupados por outros edifícios acessórios, senzalas, pátios, currais e celeiros, por trás dos quais se estendia o jardim, a horta, e um imenso pomar, que ia perder-se na barranca do grande rio.
La casa daba a las colinas. Se entraba en ella por un hermoso porche entrelazado con flores trepadoras, al que se subía por una escalera de seis o siete peldaños. El patio trasero estaba ocupado por otros edificios accesorios, establos, patios, corrales y graneros, detrás de los cuales se extendían el jardín, la huerta y un inmenso pomar, que se perdía en el barranco del gran río.
Era por uma linda e calmosa tarde de outubro. O Sol não era ainda posto, e parecia boiar no horizonte suspenso sobre rolos de espuma de cores cambiantes orlados de fêveras de ouro. A viração saturada de balsâmicos eflúvios se espreguiçava ao longo das ribanceiras acordando apenas frouxos rumores pela copa dos arvoredos, e fazendo farfalhar de leve o tope dos coqueiros, que miravamse garbosos nas lúcidas e tranqüilas águas da ribeira.
Era una hermosa y tranquila tarde de octubre. El sol aún no se había puesto, y parecía flotar en el horizonte suspendido sobre rollos de espuma de colores cambiantes bordeados de helechos dorados. El viento, saturado de efluvios balsámicos, languidecía a lo largo de las orillas, despertando sólo leves crujidos a través de las copas de los árboles, y haciendo crujir ligeramente las copas de los cocoteros, que contemplaban chillones las aguas claras y tranquilas del arroyo.
Corria um belo tempo; a vegetação reanimada por moderadas chuvas ostentava-se fresca, viçosa e luxuriante; a água do rio ainda não turvada pelas grandes enchentes, rolando com majestosa lentidão, refletia em toda a pureza os esplêndidos coloridos do horizonte, e o nítido verdor das selvosas ribanceiras. As aves, dando repouso ás asas fatigadas do contínuo voejar pelos pomares, prados e balsedos vizinhos, começavam a preludiar seus cantos vespertinos.
Hacía un tiempo hermoso; la vegetación, reavivada por las lluvias moderadas, era fresca, exuberante y lozana; el agua del río, aún no enturbiada por las grandes crecidas, rodando con majestuosa lentitud, reflejaba en toda su pureza los espléndidos colores del horizonte y el verde claro de las orillas salvajes. Los pájaros, dando descanso a las cansadas alas de su continuo vuelo por los huertos, prados y bálsamos vecinos, comenzaron a preludiar sus cantos vespertinos.
O clarão do Sol poente por tal sorte abraseava as vidraças do edifício, que esse parecia estar sendo devorado pelas chamas de um incêndio interior. Entretanto, quer no interior, quer em derredor, reinava fundo silêncio, e perfeita tranqüilidade. Bois truculentos, e médias novilhas deitadas pelo gramal, ruminavam tranqüilamente à sombra de altos troncos.
El resplandor del sol poniente iluminaba de tal modo las ventanas del edificio que éste parecía devorado por las llamas de un incendio interior. Mientras tanto, tanto en el interior como en los alrededores del edificio reinaba un silencio absoluto y una tranquilidad perfecta. Los bueyes trotones y las vaquillas medianas tumbadas sobre la hierba rumiaban apaciblemente a la sombra de los altos troncos.
As aves domésticas grazinavam em tomo da casa, balavam as ovelhas, e mugiam algumas vacas, que vinham por si mesmas procurando os currais; mas não se ouvia, nem se divisava voz nem figura humana. Parecia que ali não se achava morador algum. Somente as vidraças arregaçadas de um grande salão da frente e os batentes da porta da entrada, abertos de par em par, denunciavam que nem todos os habitantes daquela suntuosa propriedade se achavam ausentes.
Los pájaros domésticos trinaban alrededor de la casa, las ovejas balaban y algunas vacas bramaban, pues venían a buscar los corrales por su propia voluntad; pero no se oía ni se escuchaba ninguna voz o figura humana. Parecía como si no hubiera habitantes. Sólo los cristales enrollados de una gran sala delantera y las jambas abiertas de la puerta de entrada indicaban que no todos los habitantes de aquella suntuosa propiedad estaban ausentes.
A favor desse quase silêncio harmonioso da natureza ouvia-se distintamente o arpejo de um piano casando-se a uma voz de mulher, voz melodiosa, suave, apaixonada, e do timbre o mais puro e fresco que se pode imaginar.
A favor de este silencio casi armonioso de la naturaleza, se oía claramente el arpegio de un piano que se unía a una voz de mujer, una voz melodiosa, suave, apasionada, y del timbre más puro y fresco que se pueda imaginar.
Posto que um tanto abafado, o canto tinha uma vibração sonora, ampla e volumosa, que revelava excelente e vigorosa organização vocal. O tom velado e melancólico da cantiga parecia gemido sufocado de uma alma solitária e sofredora. Era essa a única voz que quebrava o silêncio da vasta e tranqüila vivenda. Por fora tudo parecia escutá-la em místico e profundo recolhimento. As coplas, que cantava, diziam assim:
Aunque algo apagado, el canto tenía una vibración sonora, amplia y voluminosa, que revelaba una excelente y vigorosa organización vocal. El tono velado y melancólico de la canción sonaba como los gemidos ahogados de un alma solitaria y sufriente. Era la única voz que rompía el silencio de la vasta y tranquila villa. Fuera, todo parecía escucharla en un recogimiento místico y profundo. Las canciones que cantaba eran así
Desd'o berço respirando Os ares da escravidão, Como semente lançada Em terra de maldição, A vida passo chorando Minha triste condição.
Os meus braços estão presos, A ninguém posso abraçar, Nem meus lábios, nem meus olhos Não podem de amor falar; Deu-me Deus um coração Somente para penar.
Ao ar livre das campinas Seu perfume exala a flor; Canta a aura em liberdade Do bosque o alado cantor; Só para a pobre cativa Não há canções, nem amor.
Cala-te, pobre cativa; Teus queixumes crimes são; E uma afronta esse canto, Que exprime tua aflição. A vida não te pertence, Não é teu teu coração.
Desde la cuna respirando Los aires de la esclavitud, Como una semilla sembrada En tierra maldita, Paso la vida llorando Mi triste condición. Mis brazos están atados, A nadie puedo abrazar, Ni pueden mis labios, ni mis ojos hablar de amor; Dios me dio un corazón Sólo para sufrir. Al aire libre de los prados Su perfume exhala la flor; El alado cantor canta el aura en libertad Del bosque; Sólo para el pobre cautivo No hay canciones, ni amor. Calla, pobre cautivo; Tus gemidos son crímenes; Y esta canción, que expresa tu aflicción, es una afrenta. La vida no es tuya, ni tu corazón.
As notas sentidas e maviosas daquele cantar escapando pelas janelas abertas e ecoando ao longe em derredor, dão vontade de conhecer a sereia que tão lindamente canta. Se não é sereia, somente um anjo pode cantar assim.
Las sentidas y melosas notas de esa canción que se escapan por las ventanas abiertas y resuenan en la distancia a nuestro alrededor, nos hacen desear conocer a la sirena que canta tan bellamente. Si no es una sirena, sólo un ángel puede cantar así.
Subamos os degraus, que conduzem ao alpendre, todo engrinaldado de viçosos festões e lindas flores, que serve de vestíbulo ao edifício.
Subamos los escalones, que conducen al porche, adornado con exuberantes festones y hermosas flores, que sirve de vestíbulo al edificio.
Entremos sem cerimônia. Logo à direita do corredor encontramos aberta uma larga porta, que dá entrada à sala de recepção, vasta e luxuosamente mobiliada. Acha-se ali sozinha e sentada ao piano uma bela e nobre figura de moça. As linhas do perfil desenham-se distintamente entre o ébano da caixa do piano, e as bastas madeixas ainda mais negras do que ele.
Entremos sin ceremonias. Justo a la derecha del pasillo encontramos una amplia puerta abierta, que conduce a la sala de recepción, amplia y lujosamente amueblada. Allí, sola y sentada al piano, se encuentra la hermosa y noble figura de una joven. Las líneas de su perfil se dibujan nítidamente entre el ébano de la caja del piano, y los largos mechones de pelo aún más negro que él.
São tão puras e suaves essas linhas, que fascinam os olhos, enlevam a mente, e paralisam toda análise. A tez é como o marfim do teclado, alva que não deslumbra, embaçada por uma nuança delicada, que não sabereis dizer se é leve palidez ou cor-de-rosa desmaiada.
Tan puras y suaves son esas líneas, que fascinan los ojos, embelesan la mente y paralizan todo análisis. La tez es como el marfil del teclado, pálida que no deslumbra, difuminada por un delicado matiz, que no se sabe si es ligera palidez o tenue rosa.
O colo donoso e do mais puro lavor sustenta com graça inefável o busto maravilhoso. Os cabelos soltos e fortemente ondulados se despenham caracolando pelos ombros em espessos e luzidios rolos, e como franjas negras escondiam quase completamente o dorso da cadeira, a que se achava recostada. Na fronte calma e lisa como mármore polido, a luz do ocaso esbatia um róseo e suave reflexo; di-la-íeis misteriosa lâmpada de alabastro guardando no seio diáfano o fogo celeste da inspiração.
El regazo donoso y purísimo sostiene con gracia inefable el maravilloso busto. El cabello suelto y fuertemente ondulado se riza sobre los hombros en espesos y brillantes bucles, y como flecos negros ocultaba casi por completo el respaldo de la silla en la que se apoyaba. En su frente serena y tersa, lisa como el mármol pulido, la luz del atardecer destellaba un reflejo sonrosado y suave; se diría que era una misteriosa lámpara de alabastro que sostenía en su seno diáfano el fuego celeste de la inspiración.
Tinha a face voltada para as janelas, e o olhar vago pairava-lhe pelo espaço.
Tenía la cara vuelta hacia las ventanas y su mirada vacía recorría el espacio.
Os encantos da gentil cantora eram ainda realçados pela singeleza, e diremos quase pobreza do modesto trajar. Um vestido de chita ordinária azul clara desenhava-lhe perfeitamente com encantadora simplicidade o porte esbelto e a cintura delicada, e desdobrando-se-lhe em roda amplas ondulações parecia uma nuvem, do seio da qual se erguia a cantora como Vênus nascendo da espuma do mar, ou como um anjo surgindo dentre brumas vaporosas. Uma pequena cruz de azeviche presa ao pescoço por uma fita preta constituía o seu único ornamento.
Los encantos de la gentil cantante se veían aún más realzados por la sencillez, y podríamos decir casi pobreza, de su modesto atuendo. Un vestido de ordinario guepardo azul claro diseñaba perfectamente con encantadora sencillez su esbelta figura y su delicada cintura, y desplegándose en amplias ondulaciones parecía una nube, de cuyo seno surgía la cantante como Venus surgiendo de la espuma del mar, o como un ángel emergiendo de vaporosas brumas. Una pequeña cruz de acebo, sujeta al cuello por una cinta negra, era su único adorno.
Apenas terminado o canto, a moça ficou um momento a cismar com os dedos sobre o teclado como escutando os derradeiros ecos da sua canção. Entretanto abre-se sutilmente a cortina de cassa de uma das portas interiores, e uma nova personagem penetra no salão. Era também uma formosa dama ainda no viço da mocidade, bonita, bem feita e elegante.
Justo después de terminar la canción, la chica se queda un momento con los dedos sobre el teclado, como escuchando los últimos ecos de su canción. Mientras tanto, la cortina de cassa de una de las puertas interiores se abre sutilmente, y un nuevo personaje entra en el salón. Era también una bella dama aún en la flor de la juventud, hermosa, bien formada y elegante.
A riqueza e o primoroso esmero do trajar, o porte altivo e senhoril, certo balanceio afetado e langoroso dos movimentos davam-lhe esse ar pretensioso, que acompanha toda moça bonita e rica, ainda mesmo quando está sozinha. Mas com todo esse luxo e donaire de grande senhora nem por isso sua grande beleza deixava de ficar algum tanto eclipsada em presença das formas puras e corretas, da nobre singeleza, e dos tão naturais e modestos ademanes da cantora. Todavia Malvina era linda, encantadora mesmo, e posto que vaidosa de sua formosura e alta posição, transluzia-lhe nos grandes e meigos olhos azuis toda a nativa bondade de seu coração.
La riqueza y exquisito refinamiento de su atuendo, su porte altivo y digno, cierto afectado y lánguido equilibrio de movimientos le daban ese aire pretencioso que acompaña a toda muchacha bella y rica, incluso cuando está sola. Pero con todo este lujo y atavío de gran dama, su gran belleza no dejaba de eclipsarse en presencia de las formas puras y correctas, la noble sencillez y las adhesiones tan naturales y modestas de la cantante. Sin embargo, Malvina era hermosa, incluso encantadora, y aunque vanidosa de su belleza y de su alta posición, toda la bondad nativa de su corazón brillaba en sus grandes y tiernos ojos azules.
Malvina aproximou-se de manso e sem ser pressentida para junto da cantora, colocando-se por detrás dela esperou que terminasse a última copia.
Malvina se acercó silenciosa y desapercibidamente a la cantante, situándose detrás de ella y esperando a que terminara la última copia.
— Isaura!... disse ela pousando de leve a delicada mãozinha sobre o ombro da cantora. — Ah! é a senhora?! — respondeu Isaura voltando-se sobressaltada. — Não sabia que estava aí me escutando. — Pois que tem isso?.., continua a cantar... tens a voz tão bonita!... mas eu antes quisera que cantasses outra coisa; por que é que você gosta tanto dessa cantiga tão triste, que você aprendeu não sei onde?... — Gosto dela, porque acho-a bonita e porque... ah! não devo falar... — Fala, Isaura. Já não te disse que nada me deves esconder, e nada recear de mim?...
- Isaura", dijo, apoyando ligeramente su delicada manita en el hombro de la cantante. - Ah, ¡eres tú! - respondió Isaura, volviéndose sobresaltada. - No sabía que estabas ahí escuchándome. - Bueno, sigue cantando... tu voz es tan bonita... pero preferiría que cantaras otra cosa. ¿Por qué te gusta tanto esa canción triste, que aprendiste donde sea? - Me gusta porque me parece bonita y porque... ¡ah! No debo hablar... - Habla, Isaura. ¿No te he dicho que no debes ocultarme nada, ni temerme nada?
— Porque me faz lembrar de minha mãe, que eu não conheci, coitada!... Mas se a senhora não gosta dessa cantiga, não a cantarei mais. — Não gosto que a cantes, não, Isaura. Hão de pensar que és maltratada, que és uma escrava infeliz, vítima de senhores bárbaros e cruéis. Entretanto passas aqui uma vida que faria inveja a muita gente livre. Gozas da estima de teus senhores. Deram-te uma educação, como não tiveram muitas ricas e ilustres damas que eu conheço. És formosa, e tens uma cor linda, que ninguém dirá que gira em tuas veias uma só gota de sangue africano. Bem sabes quanto minha boa sogra antes de expirar te recomendava a mim e a meu marido. Hei de respeitar sempre as recomendações daquela santa mulher, e tu bem vês, sou mais tua amiga do que tua senhora. Oh! não; não cabe em tua boca essa cantiga lastimosa, que tanto gostas de cantar. — Não quero, — continuou em tom de branda repreensão, — não quero que a cantes mais, ouviste, Isaura?... se não, fecho-te o meu piano.
- Porque me recuerda a mi madre, a la que nunca conocí, ¡pobrecita! Pero si no te gusta esa canción, no la cantaré más. - No me gusta que la cantes, Isaura. Pensarán que te maltratan, que eres una esclava desgraciada, víctima de amos bárbaros y crueles. Mientras tanto, aquí vives una vida que daría envidia a mucha gente libre. Disfrutas de la estima de tus amos. Te han dado una educación como no han tenido muchas damas ricas e ilustres que conozco. Eres hermosa, y tu color es tan bello que nadie dirá que tienes ni una gota de sangre africana en tus venas. Ya sabes cuánto nos recomendó mi buena suegra a mí y a mi marido antes de fallecer. Siempre respetaré las recomendaciones de esa santa mujer, y ya ves, soy más tu amiga que tu amante. Oh, no, en tu boca no cabe esa canción lastimera que tanto te gusta cantar. - No quiero que la cantes más, ¿me oyes, Isaura?
— Mas, senhora, apesar de tudo isso, que sou eu mais do que uma simples escrava? Essa educação, que me deram, e essa beleza, que tanto me gabam, de que me servem?... são trastes de luxo colocados na senzala do africano. A senzala nem por isso deixa de ser o que é: uma senzala. — Queixas-te da tua sorte, Isaura?... — Eu não, senhora; não tenho motivo... o que quero dizer com isto é que, apesar de todos esses dotes e vantagens, que me atribuem, sei conhecer o meu lugar.
- Pero, señora, a pesar de todo esto, ¿qué soy yo más que una simple esclava? Esa educación que me habéis dado y esa belleza de la que tanto presumís, ¿de qué me sirven? El cuartel de esclavos sigue siendo lo que es: un cuartel de esclavos. - ¿Te quejas de tu destino, Isaura? - Lo que quiero decir con esto es que, a pesar de todos esos dones y ventajas que me dan, sé cuál es mi lugar.
— Anda lá; já sei o que te amofina; a tua cantiga bem o diz. Bonita como és, não podes deixar de ter algum namorado. — Eu, senhora!... por quem é, não pense nisso. — Tu mesma; pois que tem isso?... não te vexes; pois é alguma coisa do outro mundo? Vamos já, confessa; tens um amante, e é por isso que lamentas não teres nascido livre para poder amar aquele que te agradou, e a quem caíste em graça, não é assim?...
- Vamos; ya sé lo que te ablanda; lo dice tu canción. Bonita como eres, no puedes evitar tener novio. - ¡Yo, señora! .... no pienso en ello. - Tú misma; ¿qué te pasa?... no te enfades; ¿es algo de otro mundo? Vamos, confiesa; tienes un amante, y por eso lamentas no haber nacido libre para poder amar a aquel que te complacía, y al que caíste en gracia, ¿no es así?....
— Perdoe-me, sinhá Malvina; — replicou a escrava com um cândido sorriso. — Está muito enganada; estou tão longe de pensar nisso! — Qual longe!... não me enganas, minha rapariguinha!... tu amas, e és mui linda e bem prendada para te inclinares a um escravo; só se fosse um escravo, como tu és, o que duvido que haja no mundo. Uma menina como tu, bem pode conquistar o amor de algum guapo mocetão, e eis aí a causa da choradeira de tua canção. Mas não te aflijas, minha Isaura; eu te protesto que amanhã mesmo terás a tua liberdade; deixa Leôncio chegar; é uma vergonha que uma rapariga como tu se veja ainda na condição de escrava.
- Perdóneme, señorita Malvina -respondió la esclava con una sonrisa cándida-. - Te equivocas; ¡estoy tan lejos de pensar en eso! - No me engañas, hijita mía... amas, y eres demasiado hermosa y dotada para inclinarte por un esclavo; sólo si fuera esclavo, como tú, que dudo que los haya en el mundo. Una muchacha como tú bien podría ganarse el amor de algún apuesto hombretón, y esa es la causa del llanto de tu canción. Pero no te preocupes, mi Isaura; protesto que mañana tendrás tu libertad; que llegue Leôncio; es una lástima que una muchacha como tú se encuentre todavía en la condición de esclava.
— Deixe-se disso, senhora; eu não penso em amores e muito menos em liberdade; às vezes fico triste à toa, sem motivo nenhum... — Não importa. Sou eu quem quero que sejas livre, e hás de sê-lo.
Neste ponto a conversação foi cortada por um tropel de cavaleiros, que chegavam e apeavam-se á porta da fazenda. Malvina e Isaura correram à janela a ver quem eram.
- Vamos, señora; no pienso en el amor, y menos en la libertad; a veces me pongo triste por nada, sin motivo alguno.... - No importa. Soy yo quien quiere que seas libre, y lo serás. En ese momento la conversación se vio interrumpida por una tropa de jinetes que llegó y se detuvo en la puerta de la granja. Malvina e Isaura corrieron a la ventana para ver quiénes eran.